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Internacional
Social
Progresista
es
la integración de voluntades correlacionadas entre si que propenden
por el beneficio y el desarrollo para la defensa de los derechos
civiles y las garantías sociales universales promulgados
por las diferentes organizaciones Defensoras de los Derechos
Humanos,
promueve
la
defensa,
la
conservación
y uso sostenible de la biodiversidad de
los recursos naturales para la subsistencia
de la vida humana, en
adhesión irrestricta y su fe a los principios social de derecho
de
libertad dentro del concepto contemporáneo de la autonomía
relativa de la voluntad y de la interdependencia de los seres y de
las sociedades, en equilibrio correlativo, sin supremacía de lo
colectivo sobre lo individual o en forma inversa.
Su
adhesión a los sistemas sociales progresistas
democráticos participativos
de
gobierno más acordes y adecuados para la realización de nuestros
principios, sin inclinarse de manera absoluta a los que operan entre
los diferentes regímenes existentes en el mundo, considerados como
excluyentes para la democracia
participativa
y
los ideales del hombre contemporáneo. Que las personas tienen
derecho inalienable en la participación de la democracia para
alcanzar, la justicia social y la paz en reconocimiento de la
dignidad humana, en iguales condiciones para todos, buscando el
desarrollo de la colectividad, defensa
de los recursos naturales, respetando
la propiedad privada básica en beneficio de la unidad primaria de
la sociedad y así alcanzar un equilibrio social perfecto.”
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La
Internacional
Social Progresista
promueve
el
respeto y la Defensa de los Derechos Humanos, la
conservación del
medio ambiente,
su
estudio, su
uso y
el
manejo de la biodiversidad para generar beneficio social, económico,
ambiental y
la creación de un turismo ecológico,
la
necesidad en
la
utilización de
los recursos de energía alternativa y
naturales limpias,
el
desarrollo en aspectos ambientales, sociales, económicos y
culturales, ser
líder en la
conservación
y uso sostenible de la biodiversidad;
sus
objetivos
serán desarrollados en su más amplio sentido a nivel
internacional,
en el marco del desarrollo humano sostenible, con el fin de promover
la
conservación de la vida,
promover
una
democracia participativa y
desarrollar los nueve fundamentos básicos
de
nuestros ideales en
toda
la humanidad
en
especial
proyectar
sus
acciones
a toda
la América Latina los
cuales son: Primero:Ecológico,
la
conservación y
defensa
de la naturaleza, de
sus recursos
para
la conservación
de la vida
humana en
armonía
con su hábitat y
que las
personas
aprendan
el
manejo
de la biodiversidad. Segundo:
Democrático participativo,
donde el pueblo tenga el poder soberano para dar forma a sus
instituciones y sociedades. La creación de organizaciones de
integración ciudadana en la defensa de los derechos humanos
universales para la fraternidad entre todos. Tercero: Promovemos
la descolonización, donde todas las naciones para que
tengan la determinen su destino colectivo libres de cualquier
opresión. Cuarto: Social Justo
creemos en una justicia social, donde cada uno tenga derecho a la
dignidad humana en su vida, vivienda, a recibir una educación y
salud gratuita, una vejez protegida y digna, que repare la
desigualdad en nuestras sociedades y los legados de nuestra
historia. Quinto: Igualitario, que sirva los
intereses de muchas y no sólo de pocas personas. Sexto: Liberado
y Solidario, donde la
lucha de cada uno sea la lucha de todos, todas las identidades
disfruten de los mismos derechos, reconocimiento y poder. Séptimo:
Pacífico y Sostenible,
donde la
violencia de la guerra sea sustituida con la diplomacia de los
pueblos, se respete los límites
planetarios y proteja a las comunidades en primera línea. Octavo:
Postcapitalista, que recompense todas formas
laborales mientras se elimina el culto de trabajo. Noveno:
Pluralista y Próspero,
donde la diferencia sea
celebrada como una fortaleza, se
invierta en un futuro dichoso de abundancia compartida.
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Nosotros
nos
obligamos para dar cumplimiento a los fundamentos de nuestra
organización como
protectores
sociales y ambientalistas
al abogar por
nuestras
iniciativas orientadoras en
promover
la construcción de alianzas,
la
creación
de partidos
políticos, la
organización de entes promotores con el fin de
fortalecer
la integración
de personas y unidad
social
para
el desarrollo institucional
y
así
asegurar su integración
nacional, la
conservación de
la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el
conocimiento, la libertad y la paz, dentro del
marco de
justicia social justa,
que garantice un orden político participativo,
económico y
un
compromiso
a
impulsar la integración de la comunidad latinoamericana,
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Soberania. Corresponde al pueblo en
todo el mundo ejercer el poder político de sus naciones, mediante
una democracia participativa más avanzada en todas las esferas de
la vida: la política, la social y la económica.
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La Internacional Social Progresista
hace un llamamiento a todos los hombres y mujeres comprometidos en
la causa social de la paz y el progreso para trabajar juntos de
forma que esas esperanzas se hagan realidad.
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El Internacional Social
Progresista es un movimiento internacional por la
libertad, la justicia social y la solidaridad. Su meta es un
mundo en paz, en el que puedan realizarse estos valores
fundamentales, en el que cada individuo pueda vivir una vida plena
desarrollando su personalidad y sus capacidades en beneficio de sus
familia y en el que los derechos humanos y civiles estén amparados
en el marco de una sociedad democrática participativa.
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La libertad es el resultado de
esfuerzos individuales y colectivos que configuran de manera
complementaria un mismo y único proceso. Todos los seres humanos
tienen derecho a ser libres y a contar con las mejores oportunidades
posibles para alcanzar sus metas, realizar sus capacidades y lograr
el fin primordial del hombre “La Felicidad”.
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La justicia social y la
igualdad. La justicia social es el fin de toda discriminación
contra los individuos, la igualdad de derechos y oportunidades.
Exige que las desigualdades sociales, mentales o físicas se vean
compensadas y que nadie dependa ni de los propietarios de los medios
de producción ni de quienes poseen el poder político.
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La igualdad es la expresión del
valor idéntico de todos los seres humanos y la condición previa
para el libre desarrollo de la personalidad humana. Una básica
igualdad económica, social y cultural es la condición
imprescindible para la diversidad individual y el progreso social.
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La libertad y la igualdad no son
contradictorias. La igualdad es la condición para el desarrollo de
la personalidad individual. La igualdad y la libertad personal son
indivisibles y fundamentales.
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La solidaridad es general y
universal. Se trata de la manifestación práctica de una humanidad
común, de un sentimiento de identificación con las víctimas de la
injusticia que las más importantes tradiciones humanistas
acertadamente recomiendan y subrayan. La actual interdependencia
mundial, sin precedentes en la historia, realza aún más el valor
de la solidaridad, que se ha convertido en un imperativo para que la
especie humana sobreviva.
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Los Social Progresistas
atribuyen la misma importancia a estos tres principios
fundamentales, libertad, igualdad y solidaridad, que son
interdependientes. Cada uno de ellos es un requisito previo para los
otros dos.
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La democracia y los derechos humanos
El concepto de democracia participativa se basa en los principios de
libertad e igualdad. La igualdad de derechos para hombres y mujeres
-no ya en la teoría, sino en la práctica, tanto en el lugar de
trabajo como en el seno de la familia y en todos los aspectos de la
vida social forma parte por consiguiente de la concepción social de
la sociedad.
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La lucha del social progresista
tiene como finalidad lograr la igualdad de derechos para todas las
razas, grupos étnicos, naciones y confesiones. Alcanzar la
democracia participativa puede, asumir diversas formas. Sin
embargo, sólo cabe hablar de democracia participativa cuando es
posible elegir libremente entre varias opciones políticas en el
marco de elecciones libres y democráticas, cuando existe la
posibilidad de un cambio pacífico de gobierno basado en la libre
voluntad del pueblo, cuando se garantizan los derechos de los
individuos y de las minorías, y cuando se cuenta con un sistema
judicial independiente participativo basado en la aplicación
imparcial del derecho a todos los ciudadanos. La democracia política
es indispensable para una sociedad social progresista. El social
progresista es un proceso continuo de democratización social y
económica y de incremento de la justicia social.
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Los derechos del individuo son
fundamentales para los valores del social progresista. La democracia
participativa y los derechos humanos son también la esencia misma
del poder popular, el mecanismo indispensable para que el pueblo
pueda controlar las estructuras económicas a las que durante tanto
tiempo ha estado sometido. Sin duda, cada cultura desarrollará sus
propias formas institucionales de democracia participativa debe
respetar plenamente los derechos del individuo y las opiniones de
las minorías organizadas. Para los social progresista, la
democracia participativa es esencialmente pluralista, y este
pluralismo constituye la mejor garantía de la vitalidad.
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La naturaleza del social progresista
han llegado a proclamar estos valores por caminos muy distintos, a
partir del movimiento social, de juventudes, de trabajadores, de
mujeres y demás entidades sociales que integran la comunidad, de
los movimientos populares de liberación, de las tradiciones
culturales de asistencia mutua y de solidaridad comunitaria en
muchas parte del mundo. Todos los social progresistas comparten la
concepción de una sociedad mundial pacífica y democrática
participativa, con libertad, justicia y solidaridad.
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Las luchas nacionales por el social
progresista en los años venideros mostrarán diferencias en las
políticas y las medidas legislativas, como consecuencia de las
diferentes historias y del pluralismo de las distintas sociedades
para poderse reformarse o de evolucionar.
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Los valores fundamentales de
los principios que guían a todos los social progresistas, existe
claro acuerdo sobre. A pesar de cualquier diferencia, es lugar común
que la democracia participativa y los derechos humanos no son
simplemente medios políticos para alcanzar los fines del social
progresista, sino la esencia misma de esos fines: una economía y
una sociedad democráticas participativas.
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La libertad individual y los derechos
sociales básicos son condiciones necesarias de una
existencia humana digna. Esos derechos no son intercambiables ni
pueden ser contrapuestos. La Internacional Social
Progresistas defienden el derecho inalienable a la vida y
a la integridad física, a la libertad de expresión y de
conciencia, a la libertad de asociación y a la protección contra
la tortura y cualquier trato degradante. La Internacional Social
Progresista están comprometidos en superar el hambre y la necesidad
y en alcanzar una auténtica seguridad social y el derecho al
trabajo.
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La democracia cultural. Debe
haber igualdad de derechos y oportunidades para las diferentes
culturas que existen en el seno de cada sociedad, así como acceso
equitativo de todos al patrimonio cultural, nacional y mundial.
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La
paz: un valor fundamental. Es
la condición previa de nuestras esperanzas. Es un valor
fundamental, de interés común para todos los sistemas políticos y
necesario para la sociedad humana. Son necesarios el desarme y
nuevos modelos de seguridad común.
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Orden internacional es
indispensable su establecimiento en los aspectos económico y
político, sería una contribución decisiva a la paz mundial. Se
debe partir del respeto a la soberanía nacional y del derecho al
autogobierno nacional, de la búsqueda de soluciones negociadas para
los conflictos y de la suspensión del suministro de armas a las
partes en conflicto. También es necesaria la paz en cada sociedad
nacional. Debe intensificarse la educación para la paz y el
desarme.
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Iniciativas para la paz. Los social
progresistas rechazan un orden mundial basado en la paz armada que
se produce incesante violencia en los países en desarrollo. Los
esfuerzos por mantener la paz deben centrarse en poner fin a estas
confrontaciones. Las iniciativas de paz requieren que las diferentes
naciones y sistemas socio económicos cooperen entre sí en
proyectos de desarme y de creación de un clima de confianza, de
justicia y de protección de la biosfera del planeta.
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La globalización. Las nuevas
tecnologías de la comunicación permiten la propagación mundial de
una cultura masiva y que las decisiones financieras de las grandes
empresas multinacionales tengan repercusiones inmediatas. La
globalización de la economía internacional ha tenido entre otras
consecuencias la de romper la división bipolar del mundo propia de
la guerra fría.
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A nivel Latino Américano, la
integración de toda la región latina de América del sur
par la integración global, la crisis económica y las políticas de
estabilización conservadoras han provocado la reaparición del
desempleo masivo en muchas economías avanzadas. Una nueva economía
global debe incorporar a los centros de crecimiento de forma
radicalmente nueva para promover el desarrollo. Los programas para
el desarrollo económico y social pueden y deben ser un medio para
impulsar la economía regional en su conjunto. Una acción global
para resolver el problema de la deuda es, por tanto, condición
necesaria de progreso.
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El reto del medio ambiente su crisis
se ha convertido en un grave y fundamental reto de dimensiones
mundiales. El equilibrio ecológico está en peligro. Cada año se
exterminan especies animales y vegetales, mientras hay pruebas
crecientes de la reducción de la capa de ozono. Un industrialismo
irresponsable provoca deforestación, mientras se reducen con
alarmante velocidad las selvas tropicales, esenciales para que el
planeta sobreviva. En los países ricos crece la contaminación del
suelo, en los países pobres se extienden los desiertos. El agua
pura comienza a escasea en todas partes.
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Proteger el medio ambiente
mediante el establecimiento de una política de protección de los
recursos naturales y el establecimiento de energías limpias mas
potencialmente más fructífera para el desarrollo de una
solidaridad mundial y de la cooperación. Dado que la destrucción
del medio ambiente no respeta fronteras, la protección ecológica
debe ser de carácter internacional. Se trata, sobre todo, de
mantener la relación entre los ciclos naturales, ya que proteger el
medio ambiente resulta siempre menos costoso y más responsable que
intentar su reconstitución. Las soluciones mejores y más
económicas de la crisis ecológica serán las que transformen las
pautas de producción y consumo para que no llegue a producirse
deterioro del entorno.
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Sustituir los productos y
procesos perjudiciales para el medio ambiente por otros no
dañinos. Se deben realizar esfuerzos internacionales conjuntos para
evitar que la transferencia de tecnología se convierta en una
exportación de sistemas ecológicamente inaceptables, o de los
desechos tóxicos de las economías ricas. Se debe fomentar la
utilización de fuentes de energía renovables y la constitución de
estructuras de abastecimiento. Estos problemas ambientales afectan a
toda la comunidad mundial en la misma medida en que perjudican a los
países en desarrollo. Sin ayuda y cooperación multilaterales, los
países pobres no pueden resolverlos. Por estas razones es preciso
lograr una transferencia sustancial de recursos a través de la
ayuda al desarrollo.
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La inversión social en la
reconstitución del entorno -que para muchos expertos es un
gasto que no aporta beneficios ni acrecienta el PNB- es sin embargo
una de las inversiones más positivas que una sociedad puede hacer.
Todas estas medidas son compatibles con un crecimiento económico
cualitativo para poder satisfacer las exigencias sociales y
económicas del futuro.
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El control social del desarrollo
tecnológico. La revolución tecnológica, que ya está en
marcha en las economías industriales avanzadas, va a transformar
profundamente las condiciones medioambientales y de utilización de
los recursos en vida de esta generación. La microelectrónica, la
robótica, la tecnología de los armamentos y la bioingeniería, más
otras innovaciones aún inimaginables, van a cambiar la vida del
individuo, la estructura de la sociedad y del mundo.
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El uso Software Libre como
tecnología para el desarrollo de los pueblos y estados. La
tecnología no es una simple cuestión de objetividad científica o
de maquinaria inanimada. Está guiada siempre por intereses
particulares y por valores humanos, explícitos o no. Por ello debe
ser controlada socialmente para aprovechar las oportunidades
positivas que las nuevas tecnologías ofrecen a la humanidad, para
minimizar los riesgos y los peligros de su desarrollo sin control y
para evitar tecnologías socialmente inaceptables.
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El progreso social requiere el
progreso de la tecnología a la vez que lo propicia. Lo que se
necesita es una tecnología que se ajuste a las diferentes
condiciones, experiencias y niveles de desarrollo se debe realizar
una transferencia de tecnología y de conocimientos fundamentales.
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Humanizar el
trabajo, proteja la salud humana y aumente la seguridad en el
lugar de trabajo; favorezca los derechos económicos y extienda el
ámbito de participación popular en la toma de decisiones. Para
garantizar la realización de estos objetivos en todo el mundo es
necesario crear organismos y procedimientos para evaluar la
tecnología. Las innovaciones deben introducirse de acuerdo con las
necesidades y prioridades sociales, expresadas en el debate y la
toma democrática de decisiones.
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El desarme y el desarrollo Los
acuerdos de desarme entre las superpotencias harán mucho más que
eliminar la amenaza de aniquilación que se cierne sobre el planeta.
La ratificación de estos acuerdos liberará muchos recursos que hoy
se malgastan en la producción de armas nucleares y convencionales
para su inversión en programas de desarrollo social y económico.
La constitución de un fondo internacional para potenciar un
desarrollo seguro y sostenido de los países.
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La democracia participativa
y económica según los
acontecimientos recientes han hecho que el logro de la
democracia participativa, económica y social a escala mundial sea
hoy más factible que nunca, porque representa el medio principal
para un control popular y una humanización de los procesos de
cambio, en otros casos incontrolados, que están reestructurando
nuestro planeta sin tomar en cuenta sus perspectivas de sobrevivir.
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Los derechos humanos incluyen los
derechos económicos y sociales: el derecho a constituir sindicatos
y el derecho de huelga; el derecho a protestar con marchas
pacificas, el derecho a la seguridad social y al bienestar para
todos, incluyendo la protección de la infancia y de la maternidad;
el derecho a la educación, a la formación profesional, al ocio, a
la vivienda y a la seguridad económica y una vejez digna. Es de
particular importancia el derecho a un empleo pleno y útil en un
trabajo adecuadamente remunerado; el desempleo socava la dignidad
humana, amenaza la estabilidad social y significa un
desaprovechamiento del más valioso de los recursos.
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Los derechos económicos no deben
entenderse como prestaciones a sujetos pasivos y sin iniciativa,
sino como necesario punto de partida para la participación activa
de los ciudadanos en la empresa social; no se trata de subvencionar
la marginalidad sino de crear las condiciones para una sociedad
realmente integrada con bienestar social para todos.
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El socialismo democrático se fundamenta
hoy en los mismos valores que le dieron origen, pero debe
formularlos asimilando críticamente la experiencia pasada y con una
proyección de futuro. La experiencia ha mostrado, por ejemplo, que
si bien las nacionalizaciones pueden ser necesarias en ciertas
circunstancias, no son en sí mismas el remedio de todos los males
sociales. Igualmente, el crecimiento económico, en un contexto en
el que los intereses privados eludan sus responsabilidades
ecológicas y sociales, puede ser a menudo destructivo e injusto. Ni
la propiedad privada ni la propiedad estatal garantizan por sí
mismas la eficiencia económica o la justicia social.
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La socialización y la propiedad
pública en el marco de una economía mixta a que seguir
defendiendola el control democrático de la economía es hoy más
crucial que nunca ante la internacionalización del sistema
económico y la revolución tecnológica mundial. Pero el control
social de la economía aparece como un objetivo a alcanzar mediante
una amplia gama de medios económicos que incluyen, según el
momento y el lugar.
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Las políticas de producción
democráticas, participativas y descentralizadas; supervisión
pública de la inversión; protección de los intereses públicos y
sociales; y socialización de los costes y beneficios de las
transformaciones económicas; el movimiento social progresista busca
la participación de los trabajadores, con gestión en la empresa y
en el lugar de trabajo, y participación sindical en la
determinación de la política económica nacional; cooperativas
auto gestionadas de trabajadores y agricultores; empresas públicas,
con formas democráticas de control y de toma de decisiones, cuando
sean necesarias para permitir que el Estado atienda las prioridades
sociales y económicas; democratización de las instituciones
económicas y financieras internacionales para permitir la plena
participación de todos los países; control y supervisión
internacionales de las actividades de las empresas multinacionales,
incluyendo derechos sindicales sin barreras fronterizas dentro de
estas empresas.
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Democracia económica no
existe un modelo fijo y caben experimentos similares en diferentes
países. Pero está claro que el principio fundamental no es
simplemente el control formal, legal, por parte del Estado, sino una
participación sustancial de los trabajadores y de todos los
ciudadanos en las decisiones económicas.
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Una sociedad así estructurada
y cuyo fin último es la igualdad de derechos económicos y
sociales, el mercado puede y debe operar como una vía dinámica
para promover la innovación y expresar los deseos de los
consumidores. Los mercados no deben estar dominados por el poder de
las grandes empresas ni ser manipulados mediante la desinformación.
La concentración del poder económico en pocas manos debe
sustituírse por otro orden en el cual toda persona tenga derecho,
en su calidad de ciudadano, trabajador y consumidor, a intervenir en
la dirección y en la distribución de la producción, en la
organización del proceso y las condiciones de trabajo. Una sociedad
democrática debe compensar los efectos negativos incluso del más
responsable de los sistemas de mercado. El Estado debe regular el
mercado en función de los intereses sociales, y tratar de que los
beneficios de la tecnología alcancen a todos los trabajadores,
tanto en su experiencia laboral, como en el crecimiento de su tiempo
de ocio y de sus posibilidades de un desarrollo individual con
sentido.
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Cultura y la
educación es fundamental para
el desarrollo de una sociedad moderna, democrática y tolerante. Las
metas de la educación que proponemos son : la información,
el aprendizaje y el conocimiento; el paso, de una generación a
otra, del legado espiritual y cultural; la preparación de los
individuos para vivir en sociedad sobre la base de la igualdad de
oportunidades para todos; ayudar a cada individuo a desarrollar
plenamente sus posibilidades personales. El proceso educativo debe
transmitir, ante todo, los valores de libertad, justicia social,
solidaridad y tolerancia. Tenemo que dmefendemos la tolerancia y la
cooperación entre los diferentes grupos en las sociedades
multiculturales. La diversidad cultural no pone en peligro nuestras
sociedades, sino que las enriquece. La uniformidad cultural es una
amenaza para la libertad y la democracia.
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Prestar especial atención a
la relación entre las diferentes generaciones. En particular, los
viejos necesitan una vida digna y el respeto y el apoyo de los
jóvenes. Precisan un ingreso garantizado mediante la seguridad
social y pensiones públicas, alojamiento y alimentación dentro de
su comunidad, lugares para sus actividades culturales y sociales, y
el derecho a vivir su vejez con dignidad.
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La desigualdad entre los sexos es la
forma de opresión más generalizada en la historia humana. Se
remonta al origen de la especie y ha perdurado hasta hoy bajo casi
todos los regímenes socio económicos. La conciencia feminista ha
resurgido con vigor en años recientes, dentro y fuera del
movimiento social progresista, dando lugar a uno de los movimientos
sociales más importantes de nuestro tiempo. Esta renovación del
feminismo se debe, en parte, a que las mujeres de los estados de
bienestar más avanzados llegaron a tomar conciencia de que, a pesar
del progreso realizado en muchos campos, aún se encontraban en una
situación subordinada dentro de las estructuras políticas,
laborales y profesionales. El papel del hombre y de la mujer en la
sociedad moderna juegan un papel importante la fraternidad de la
sociedad.
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La Internacional Social
Progresista apoya la lucha de las mujeres por la igualdad
de derechos y oportunidades en todo el mundo. En algunos países se
ha avanzado en este campo, mientras que en otros la lucha por la
igualdad acaba de empezar. La igualdad y la justicia para la mujer
son factores esenciales para lograr un mundo justo y en paz. La ONU
ha desempeñado un papel muy importante para facilitar la formación
de una conciencia feminista global.
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La Internacional Social
Progresista apoya expresamente las siguientes medidas:
legislación y programas de acción positiva para garantizar la
igualdad plena de hombres y mujeres; programas para impulsar la
educación, la formación y la integración profesional de las
mujeres y las jóvenes; legislación que garantice una remuneración
igual por trabajo de igual valor; difusión de la información y la
asistencia práctica para la planificación familiar; buenos
servicios de cuidado y atención infantil respaldo oficial para una
participación plena y en términos de igualdad de la mujer en las
actividades sociales y políticas de cada país, mediante la
adopción de medidas positivas para garantizar la representación de
la mujer en todos los ámbitos de toma de decisiones. La justicia y
la igualdad para ellas son condiciones necesarias para que exista
justicia e igualdad a nivel internacional.
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Una nueva cultura internacional de
diálogo político. La creciente interdependencia del mundo no
deja margen para controversias y enfrentamientos fundamentalistas.
Para sobrevivir y desarrollarnos en común se precisan tanto
cooperación como formas civilizadas de disputa, incluso entre ideas
y fuerzas políticas antagónicas. Rechazamos y condenamos por tanto
toda forma de fundamentalismo político o religioso o para el
movimiento obrero.
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La Internacional Social
Progresista apoya todos los esfuerzos por transformar las
sociedades mediante su liberalización y democratización. El mismo
apoyo merecen la descentralización de la economía mediante
mecanismos de mercado, la lucha contra la burocratización y la
corrupción y sobre todo, el reconocimiento de que los derechos
humanos y la apertura política son elementos fundamentales de una
sociedad dinámica y progresiva.
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Además de la distensión política,
de la cooperación internacional y de la competencia pacífica, que
crearán un clima en el que puedan prosperar las iniciativas más
prometedoras de la actualidad, la Internacional Social Progresista
también quiere fomentar una cultura de diálogo internacional.
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Un nuevo modelo de crecimiento
ecológicamente equilibrado es una necesidad para crear
prosperidad y empleo en todo el mundo. Un crecimiento que no
respondiera a imperativos sociales y ecológicos iría en contra del
progreso, pues causaría daños ambientales y destruiría empleo.
Los mecanismos de mercado no pueden garantizar por sí mismos el
cumplimiento de los objetivos sociales del crecimiento económico.
Una política económica democrática tiene como legítima función
promover un desarrollo que abra oportunidades de futuro a la vez que
mejore la calidad de vida. Es necesario establecer un orden
económico internacional nuevo. Este deberá reconciliar los
intereses del mundo industrializado con los de los países en vías
de desarrollo. Una reforma radical de las relaciones financieras y
económicas internacionales debe crear las condiciones para una
cooperación económica internacional. Un orden económico
internacional más equitativo es necesario no sólo por motivos de
solidaridad, sino también para crear una economía mundial más
eficiente, productiva y equilibrada.
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Problema de la deuda
internacional es una tarea prioritaria que debe se debe
reducir, cancelar o capitalizar la deuda de los países más pobres.
Hay que tomar medidas institucionales para estabilizar las
condiciones comerciales y los beneficios de las exportaciones
mediante el establecimiento de fondos comerciales con apoyo
internacional.
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Crear empleo a través de la
inversión en servicios sociales y en la reconstitución del
medio ambiente, así como mediante el gasto público en el
desarrollo de nuevas tecnologías y la mejora de las
infraestructuras. Las políticas económicas conservadoras, en
cambio, han conducido al desempleo masivo en muchos países
industrializados, poniendo así en peligro la seguridad y la
justicia sociales y dando lugar a nuevas manifestaciones de pobreza
en el mundo desarrollado y de garantizar el pleno empleo. Una
reducción de la jornada de trabajo podría contribuír en muchos
casos a una distribución justa del trabajo remunerado y del trabajo
doméstico entre hombres y mujeres.
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Una reforma agraria, la
introducción de incentivos a los agricultores para obtener un flujo
constante de alimentos, y el apoyo a las tradiciones cooperativistas
dentro de sus culturas rurales. Pero el aumento de la producción de
alimentos no pondrá fin por sí mismo al hambre y a la escasez.
Sabemos, desgraciadamente, que el crecimiento de la agricultura de
exportación puede destruír las pautas tradicionales de
alimentación, aumentando el hambre a la vez que la producción
agrícola. Corresponde a los gobiernos garantizar el derecho tanto a
la alimentación como al empleo.
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Los programas de cooperación deben
perseguir objetivos de desarrollo relacionados tanto con el
crecimiento económico como con una distribución más justa de la
renta. Los programas de ayuda deben dar prioridad al desarrollo de
los sectores más pobres, y contribuír a transformar las
estructuras sociales opresivas y a mejorar la situación de la mujer
en la sociedad. Son de la mayor importancia los programas
específicos para la infancia. La asistencia a través de
cooperativas y movimientos populares favorece el desarrollo de la
democracia.
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Detener la masiva corriente
migratoria del campo hacia los grandes centros urbanos con un
enfoque integral del desarrollo es también un factor importante,
muchos de los cuales, amenazados por un crecimiento incontrolable de
la población, se están convirtiendo en gigantescos barrios de
pobres y de miseria.
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Una economía mundial abierta puede
estimular el desarrollo en los países, pero también los puede
hacer más vulnerables. Por tanto, no puede mantener políticas
económicas y comerciales que impongan caídas drásticas de los
niveles de vida y debiliten las bases de una democracia estable. La
desigualdad y la dictadura son contrarias no sólo a los derechos
humanos sino también al desarrollo. La democracia social
progresista y económica no debe ser vista como un lujo de los
países ricos, sino como algo necesario para cualquier país que
quiera avanzar por la vía del desarrollo.
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Poner fin a la miseria de los países
es un proyecto común que puede impulsar el proceso de desarme y
crear riqueza y puestos de trabajo tanto en los países avanzados
como en los países en vías de desarrollo. Es, por tanto, un
elemento central en la estrategia social rogresista internacional
para hacer frente a profundos cambios económicos en condiciones de
crisis y transformación a nivel mundial, y es también parte
integral de las propuestas para establecer nuevas estructuras
sociales y económicas que nos lleven a un mundo en paz y
prosperidad.
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Avance hacia una sociedad
democrática participativa mundial, La unidad del Social
Progresista Internacional los objetivos no son realizables sólo en
un número limitado de países en una época de internacionalización
acelerada, cuando los destinos de pueblos diferentes que viven en
distintas partes del planeta están más vinculados que en ninguna
otra época de la historia de la humanidad. Por consiguiente los
diversos partidos socialistas del mundo deben trabajar juntos, tanto
en su interés nacional particular como en su común interés
internacional. La Internacional Socialista, creada en 1864, fue
reconstituída en 1951 para cumplir este fin.
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Internacional Social Progresista
es una asociación de partidos independientes, cuyos representantes
quieren aprender de las experiencias de los demás, promover
conjuntamente las ideas social progresista y trabajar en común
hacia ese objetivo a nivel internacional, aunque reúne en su seno a
movimientos nacionales que tienen una larga historia, La finalidad
de la Internacional es facilitar esta labor de solidaridad y
cooperación, sin olvidar que existen diversas maneras de realizar
los valores fundamentales de un social progresista pluralista en
cada sociedad.
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Un nuevo orden democrático social
progresista. Lo que está en juego es nada menos que la creación
de una sociedad democrática mundial. No se puede permitir que la
estructura política del planeta se configure como un subproducto de
los egoísmos de los bloques, las naciones o las empresas. No sería
realista suponer que la justicia y la paz pueden imponerse por
decreto en un mundo carente de una igualdad fundamental, en el que
muchos millones de personas apenas cuentan con lo indispensable para
sobrevivir mientras que unos cuantos privilegiados disfrutan de un
nivel de vida inconcebible para la mayor parte de la población
mundial.
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La creación de un mundo
pluralista, democrático debe ser Social Progresista,
basado en el consenso y la cooperación, es una condición
imprescindible para el progreso de la humanidad, lo que constituye
tanto un reto como una enorme oportunidad. La Internacional Social
Progresista está dispuesta a ganar el desafío, y a luchar por un
mundo en el que nuestros hijos puedan vivir y trabajar en paz y
libertad, humana y solidariamente.
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Confiamos en que la solidez de nuestros
principios, la fuerza de nuestros argumentos y el idealismo de
quienes nos apoyan contribuirán a configurar un futuro social
Progresista. E invitamos a todos los hombres y mujeres a unirse a
nosotros en esta tarea.
Escriba al correo:
colombiasocialprogresista@gmail.com